Hace
tiempo leí un artículo de un conferencista y Coach Venezolano llamado Eduardo
Martí, que me pareció interesante. ÉL como todos los coach te enfrenta haciendo
preguntas directas, al responder cada pregunta que él (Eduardo Martí) hace.
Al analizar el texto me confirma que hermoso es reconocer lo que siento, cada vez que me reconozco, puedo tener una perspectiva mucho más amplia de la vida.
Al analizar el texto me confirma que hermoso es reconocer lo que siento, cada vez que me reconozco, puedo tener una perspectiva mucho más amplia de la vida.
Al
reconocerme puedo sentir mi Felicidad en este instante, ya no la veo como una
meta, sino como una manera de vivir.
Hoy dentro de mis nuevas experiencias puedo confirmar lo que dice el
cuento “La Felicidad es el Camino”
en el libro de La Culpa es de la Vaca
dice “No hay
camino a la felicidad: la felicidad es el camino” al vivir la felicidad en el día a día, vivo desde mi SER.
Al final está publicado el artículo de Eduardo Martí, lo importante de
esta afirmación que hago, no es sólo decirla, sino vivirla.
Espero que como a mí me sirvió, a ti también te sirva.
Somos seres valiosos por el simple hecho de poseer la estructura cerebral que tenemos. Somos seres únicos e irrepetibles porque es imposible que haya otro idéntico a mí, con mi herencia, mi experiencia, mi educación, con mis emociones, mis pensamientos y mis creencias.
Por la sencilla comprobación de ser valioso e irrepetible merezco mi propio respeto y el de los demás. Como los otros son valiosos e irrepetibles también, ellos merecen mi respeto y admiración. Desde mi respeto y el respeto a los otros, podemos relacionarnos de igual a igual, armónicamente, generosamente.
Yo valgo y valgo no sólo por lo que soy. Valgo también por lo que he logrado: Nadie me quita lo bailao. Todo lo que he logrado me pone en una situación de auto-reconocimiento. Desde el justo reconocimiento de lo que he logrado soy capaz de auto protegerme de la descalificación y el irrespeto del otro.
Puede ser verdad que a menudo cometa un error y merezca el cuestionamiento. Pero eso es hoy, y con este hecho no significa que «todo» y «siempre» es así. Porque también es verdad que hoy hice bien otras cosas y que he conquistado logros.
El auto-reconocimiento y la auto-valoración me permiten vivir mi grandeza y dejar de lado la inútil sensación de minusvalía. Reconocer lo que todavía no he logrado es realista, pero eso no debe opacar lo que ya he logrado.
Lo que he alcanzado y lo que voy a alcanzar me convierte en un ganador y me deja saber que los otros también son ganadores. Por eso no me cuesta nada reconocer y premiar a los demás, así como reconocerme y premiarme a mí mismo cuando lo merezca.
A menudo damos mucho poder a otros para que nos premien y reconozcan, y nos sentimos mal cuando no lo hacen. Pero cuando sé auto-reconocerme, puedo otorgarme lo que otros no me dan, y así me cuido y me valoro.
Gracias a la práctica de la auto-valoración y el auto-reconocimiento puedo:
–Darme lo que otros no me dan, y quiero.
–No tomar lo que otros me dan, y no quiero.
Con la seguridad de lo que valgo y lo que he logrado, y la capacidad que tengo de auto-reconocerme, puedo valorar y entregar reconocimiento a los otros fácilmente, admirar su presencia y dignificar su existencia. Lo que he logrado me permite construir mi propia autoimagen, y sumado a lo que otros piensan de mí, construyo mi grandeza, que hago brillar cada día a medida que vivo intensamente mi sentido de vida y construyo mi visión de futuro.
Lo que valgo me hace respetable y humilde a la vez ante los otros. Mi auto-valoración me permite protegerme. Soy un ser único y valioso, así como cada uno lo es, y merezco cuidarme física, emocional y espiritualmente como todos las personas de la tierra.
Desde mi grandeza puedo estimular la grandeza de otros, y desde la conciencia que tengo de mis propios talentos puedo hacerlos sentir talentosos sin percibirlos como una amenaza para mí. Desde mi propia inspiración puedo inspirar a los demás, y mi propio brillo puede iluminar el camino de otras personas. Y parece, al menos un poco, que todo eso tiene que ver con ser líder: líder de uno mismo y líder de otros.
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Te pregunto ahora ¿Tiene sentido este escrito para ti? ¿Andas muy pendiente de la opinión de los demás? ¿De vez en cuando te pides a ti mismo tu opinión sobre ti? ¿Eres justo y sincero cuando te refieres a ti? ¿Dónde pone el énfasis: en la crítica o en el reconocimiento? ¿Te atreverías a hacer una lista de las 50 características que aprecias de ti? ¿Te parece que esto es narcisista e innecesario?
Eduardo Martí